Guerra de divisas

Ministro de Finanzas brasileño Guido Mantega, quien recibió titulares cuando lanzó la alarma sobre una guerra de divisas en septiembre de 2010. En julio de 2011, declaró al Financial Times que, en su opinión, la guerra «no había acabado»[1]

Guerra de divisas, también conocida como devaluación competitiva, es una condición en las relaciones internacionales donde los países compiten entre ellos para alcanzar un tipo de cambio relativamente bajo para su propia moneda. Cuando el precio para comprar determinada divisa cae, también decrece el precio real de las exportaciones del país en cuestión; a su vez, las importaciones se vuelven más caras, por lo que la industria doméstica y, por tanto, el empleo recibe un impulso en demanda tanto doméstica como externa. No obstante, el aumento en el precio de las importaciones puede dañar el poder adquisitivo de los ciudadanos. La política también puede desencadenar una represalia por parte de otros países que, a su vez, puede conducir a un declive general en el comercio internacional, decrecimiento que afectaría a todos los países.

La devaluación competitiva ha sido rara a lo largo de la mayor parte de la historia, los países han preferido, por lo general, mantener un alto valor para su moneda; se han contentado con permitir que su valor sea fijado por el mercado o han participado en sistemas de tipos de cambio de flotación controlada. Una excepción fue el episodio de guerra de divisas que ocurrió en los años 1930. Se considera que este periodo ha sido una situación adversa para todos los involucrados, dado que todos los participantes sufrieron cuando se redujo el comercio internacional a causa de cambios impredecibles en las tasas de intercambio.

Según Guido Mantega, el ministro de Finanzas brasileño, una guerra de divisas global estalló en 2010. Esta opinión fue compartida por muchos otros periodistas financieros y funcionarios gubernamentales de todo el mundo. Otros responsables de políticas y periodistas han sugerido que la frase «guerra de divisas» podría exagerar el grado de hostilidad, aunque están de acuerdo en que existe el riesgo de una mayor escalada. Los Estados involucrados en una devaluación competitiva desde 2010 han usado una mezcla de herramientas políticas, incluyendo intervención gubernamental directa, la imposición de controles de capital e, indirectamente, flexibilización cuantitativa. Si bien muchos países han experimentado presiones al alza no deseadas sobre sus tasas de intercambio y han participado en las discusiones en curso, la dimensión más notable ha sido el conflicto retórico entre Estados Unidos y China sobre la valoración del yuan.[2][3]​ El episodio que comenzó a inicios del siglo XXI está siendo seguido por diferentes mecanismos como fue el caso en los años 1930 y las opiniones entre los economistas han estado divididas en cuanto si tendrá un efecto negativo neto sobre la economía global. Para abril de 2011, la prensa comenzó a informar que la guerra de divisas había terminado; aunque Guido Mantega ha continuado afirmando que el conflicto está todavía en curso.

  1. Chris Giles y John Paul Rathbone (7 de julio de 2011). «Currecny wars not over, says Brazil». The Financial Times. Archivado desde el original el 8 de julio de 2011. Consultado el 7 de mayo de 2011. 
  2. «Possible "currency war" to hamper int'l economy recovery». Xinhua. 17 de octubre de 2010. Archivado desde el original el 21 de noviembre de 2010. Consultado el 27 de diciembre de 2010. 
  3. Bagchi, Indrani (14 de noviembre de 2010). «US-China currency war a power struggle». The Times of India. Consultado el 27 de diciembre de 2010. 

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